Me desperté... aún era de noche. Miré a mí alrededor, y no vi nada... pero si la nada es algo, entonces puedo asegurar que vi tu ausencia materializada; tú ser invisible deambulando por mi habitación... la habitación de mi mente: sin salidas ni entradas; sin luz ni oscuridad... sólo queda la imagen del recuerdo de tu voz; de tu cara; del perfume de tu realidad. Esa realidad a la cual yo me aferro y por la cual vivo vulnerable. Por la cual me mantengo en pie y con un itinerario fijo.
Cierro mis ojos, pues cuando están abiertos no veo nada… sólo eternidad. Una vez más me invade este sentimiento de no ser, de presentirme ajena a mi misma. El aire se detiene antes de llegar a mí, y se expande en mí una angustia de asfixia. No puedo moverme, no puedo sentir el aire contenido en mi espacio, algo delgado y frío me oprime el corazón mientras me aferro desesperadamente a la razón… ¡demasiado tarde! He renunciado a mí naturaleza, he dejado atrás aquel espacio mundano que me ataba; Ahora, la sensación es diferente: soy parte del todo y de la nada. Estoy a la deriva del infinito que desconozco. Cada vez me percibo más lejos de mí, y más cerca de algo que no soy yo, ni nada parecido a lo que conozco; este estremecimiento me aterra.
Cierro mis ojos, pues cuando están abiertos no veo nada… sólo eternidad. Una vez más me invade este sentimiento de no ser, de presentirme ajena a mi misma. El aire se detiene antes de llegar a mí, y se expande en mí una angustia de asfixia. No puedo moverme, no puedo sentir el aire contenido en mi espacio, algo delgado y frío me oprime el corazón mientras me aferro desesperadamente a la razón… ¡demasiado tarde! He renunciado a mí naturaleza, he dejado atrás aquel espacio mundano que me ataba; Ahora, la sensación es diferente: soy parte del todo y de la nada. Estoy a la deriva del infinito que desconozco. Cada vez me percibo más lejos de mí, y más cerca de algo que no soy yo, ni nada parecido a lo que conozco; este estremecimiento me aterra.
Sigo deambulando en algún punto del infinito, he recobrado ya la calma, aunque presiento que si miro hacia atrás, estará ahí la zozobra infinita, deseándome alcanzar, por eso ya no veo nada de lo que he dejado pasar. Aunque es ridículo decir esto, por que he mantenido los ojos cerrados, desde que sentí que yo, ya no era yo; no he mirado nada con ellos… ¡pero si lo he visto todo! ¿Cómo es posible esto? No lo sé, pero me he dado cuenta que dejé de ser emoción; ya no me ayudan a descubrir el universo aquellas sensaciones limitadas del ser mundano, ahora soy otra cosa; algo que quizá se pueda definir como una sensación; la más pura de ellas. Pensándolo bien, no creo que pueda definir, ni exacta ni erróneamente, ese algo en lo que me he convertido.